En nuestra sociedad actual se da el caso de que, en plena
democracia, quien menos poder tiene es el pueblo. A los ciudadanos se les
maneja y se les encamina a pensar lo que unos pocos quieren que piensen, aunque
no siempre lo consiguen.
Es el caso de la clase política, que no trabaja para el
pueblo, sino que utiliza a los ciudadanos para alcanzar sus objetivos, que
normalmente son económicos. También ocurre con grandes empresas,
multinacionales, quienes crean necesidades en nosotros que de otra forma no
tendríamos. Ellos nos “dominan” y nosotros hacemos lo que ellos quieren casi
sin darnos cuenta.
Hay otro caso en el que un grupo de personas tienen mucho
poder y no nos damos cuenta, o sí pero no queremos hacerles caso. Es el caso de
la prensa. Me consta que en la carrera de periodismo les enseñan a los
estudiantes los principios éticos y morales de la profesión, que deben
contrastar fuentes y que deben informar, pero esta última función la sustituyen
muchas veces por la creación de opiniones que poco a poco se van implantando en
las mentes de los ciudadanos de a pie. En casos como la crisis, las
enfermedades contagiosas o deportes, vemos a los periodistas dando noticias
casi siempre desde un punto de vista subjetivo, creando psicosis, miedo y contando su
propia opinión, en lugar de opinar objetivamente sobre el tema, obteniendo con
ello resultados como recesión económica, venta masiva de medicamentos o rechazo
hacia algunos deportistas o equipos.
Pongamos el caso de Raúl González Blanco, delantero del Real
Madrid, capitán de la Selección Española de Fútbol al que, un buen día, la
prensa quiso acabar con él y empezaron a criticarlo día a día hasta que
consiguieron que no fuera convocado por la selección. Y sigue ocurriendo hoy en
día, basta que un jugador haga algo que no le guste a la prensa, jugador o
equipo, y prácticamente todo el gremio se vuelca en contra, haciendo que día a
día, noticia tras noticia, la gente piense como ellos, y se pongan en su
contra.
Pues esta forma de actuar ha llegado también al mundo de los
videojuegos. La prensa especializada que se dedica exclusivamente a informar
sobre las novedades y noticias que se generan a diario en este mundo, está
empezando a implantar sus ideas en los jugadores del mundo. Ya sea un nuevo título
que no termine de gustarles o bien una compañía que haga algo raro, la prensa
se une contra ellos hasta el punto de hacer peligrar sus ventas. Y ahora lo
estamos viviendo desde hace bastantes meses con las consolas de nueva
generación. Prácticamente toda la prensa se ha unido pidiendo a gritos una
nueva generación de consolas de sobremesa que aporten mejores gráficos, nuevas
ideas y mayor jugabilidad. Señores de la prensa, nos parece muy bien, como
jugones, que saquen nuevas plataformas y mejoras en el mundo que tanto nos
gusta, pero nosotros no nos dedicamos a ello, no tenemos a una empresa detrás
que nos compra todas las plataformas ni compañías que nos envían juegos gratis
para que analicemos, nosotros tenemos que gastarnos el dinero, dinero que no abunda
como podrán saber, y como sabe todo el mundo gracias a sus compañeros de
profesión. Una nueva generación de consolas supone gastarse más de 350€ en una
nueva consola, y no sabemos si más de 70€ en cada juego, teniendo en nuestros
hogares unas máquinas que todavía pueden dar mucho de si. Las ideas no vendrán
con las nuevas máquinas, lo único que tendremos será mejores gráficos y mayor
velocidad, pero las ideas están en la mente de los creadores, y ellos son los
que pueden conseguir que la actual generación todavía nos dé muchos ratos
divertidos y alucinantes. Critiquen a ellos por no hacer nuevas IPs, que sí las
hacen, y por hacer refritos de títulos ya existentes y entregas anuales no
necesarias. O mejor, no critiquen, salvo en
los artículos de opinión, puesto que su trabajo es informar, no
implantar ideas. Porque muchas veces ni ustedes saben lo que quieren: si una
compañía saca una nueva entrega de una saga muy parecida a la anterior se le
critica por ser continuista y no aportar nada nuevo; si sacan una nueva entrega
totalmente distinta e innovadora la critican por abandonar el espíritu de la
saga. ¿Qué es lo que realmente quieren? Poniendo el caso de Assassin’s Creed,
el juego tiene que ser continuista, eso es lo que quiere el fan, escalar edificios,
matar soldados sigilosamente, buscar coleccionables y tener un mundo abierto,
no le pidan que innove, ésa no es su misión. Eso sí, el tema de bugs sí que es
criticable 100%. Pongamos ahora el caso de la saga Resident Evil. Está claro
que ha abandonado el espíritu inicial de survival horror, es el caso contrario a Assassin’s Creed, y ambos son criticados, pero las ventas abalan a ambos,
entonces habrá qué ver dónde está el problema. En el caso de Resident Evil yo
estoy de acuerdo con ustedes, pienso que podrían haber sacado una serie de
spin-off de acción, con un subtítulo, y dejar las entregas numeradas para
nuevas entregas de juegos de terror como los de antaño, pero estoy seguro de
que si hicieran un nuevo Resident del estilo del 1 y el 2, en otra mansión, o
en una ciudad o algo así, así de lento, ustedes lo criticarían diciendo que es
lo mismo a lo que ya habían jugado. Y luego tenemos el caso del Wonder Book,
ese libro de magia de PS3 que puede ser una delicia para los niños pequeños.
Está claro que los jugadores hardcore de veintipico o treinta años no es su target, no es su
público objetivo, pero ¿por qué criticarlo cuando puede haber muchos jugadores
interesados? Cuando ustedes crezcan y tengan hijos, ellos pueden ser jugadores
de este tipo de juegos, y ustedes tendrán que comprarlos para ellos, y jugar
con ellos, por lo tanto, no sean tan radicales y contextualicen bien aquello de
lo que hablan.
¿Qué es lo que quiere la prensa especializada en
videojuegos? Esperemos que nos lo
cuenten algún día.
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