Segunda entrega de los héroes espaciales de Marvel. Una nueva space ópera, con más acción si cabe, con mucho más humor (tanto que en ocasiones me saca de la película).
Entretenida y divertida, pero no mucho más. Para mí no es de las mejores del Universo Marvel, me sobran chistes de golpes infantiles, aunque el humor un poco más trabajado sí que me sacó una sonrisa. Hay enemigos que me parecen superfluos y metidos con calzador, solo para hacer bulto y que la amenaza parezca mayor, pero sus personalidades los hacen muy poco creíbles, parecen más una aliteración del concepto de villano espacial clásico que lo que son en realidad.
Buenos efectos visuales, buena batalla final y buenos momentos emotivos, pero que se carguen una escena trágica con situaciones tipo un trozo de metal que le cae a un personaje, por ejemplo, me estropea por completo la experiencia.
Lo mejor, que no tienen miedo a mostrar su esencia, que no pasan mucho tiempo dentro de un planeta o de la nave para “abaratar costes” de producción, es decir, si tienen que volar en naves espaciales lo hacen, si tienen que usar muchos efectos visuales los usan, no hacen, por poner un ejemplo, como en series como Star Trek o Battlestar Gallactica, donde lo más importante son las relaciones entre personajes. Si hay que repartir estopa espacial se hace y punto.
Por último, me ha parecido repetitivo el usar los 80 como excusa nostálgica para atraer a los treintañeros y cuarentones, porque los 80 están ya muy trillados, demasiado homenajeados en los últimos años. Eso sí, poner a Kurt Rusell en el elenco ha sido un detalle que me ha encantado.
Mención especial a los dos cameos de actores, gran detalle.
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